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Invertí en mi novio y no en Bitcoin… quizá me equivoqué

Hace poco, mi hermano se hizo de mucho dinero inesperado por invertir en criptomonedas. Casi de la noche a la mañana, 300 dólares pasaron a ser decenas de miles, así que ahora puede renovar su sótano. Quizás. No lo sé. Supongo que podría si pudiera encontrar el dinero escondido detrás de las cifras. Desde la primavera pasada, he fruncido el ceño durante dos almuerzos, tres cenas y media docena de cafés durante los cuales mis compañeros de mesa se han pronunciado acerca del siempre místico Bitcoin. Estaban muy seguros de la simplicidad de lo que yo llamo “dinero del espacio”, confiados en cuanto a su ciclo de vida y la dinámica de cómo funciona. Mi mente, por otro lado, apenas espera unas cuantas palabras clave antes de terminar pensando en otras cosas por la libre asociación: bitcóin, cadena de bloques, cadena de tontos, locos, Un impulsivo y loco amor, Salma Hayek, etcétera. Durante estas discusiones en las que yo daba saltos mentales, mi novio estaba sentado junto a mí con el mismo escepticismo que yo, o eso supuse. Pero de repente la charla apasionada lo animaba y me hacía dudar si él también podría invertir dinero pronto. Y yo los juzgaba por ello. Toda la historia….
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