Variante del malware KillDisk cifra sistemas Linux
A pesar de que el diseño del malware no permite la recuperación de los archivos cifrados, porque las claves no se almacenan ni se envían a ningún lado, los delincuentes responsables de esta amenaza exigen 250.000 dólares en bitcoin a sus víctimas
ESET ha descubierto una variante de KillDisk que cifra sistemas Linux, inutilizando a la vez toda la información almacenada, al imposibilitar la puesta en marcha de las máquinas. A pesar de que el diseño del malware no permite la recuperación de los archivos cifrados, porque las claves no se almacenan ni se envían a ningún lado, los delincuentes responsables de esta amenaza exigen 250.000 dólares en bitcoin a sus víctimas.
A pesar de esta situación, los investigadores de ESET han descubierto una debilidad en el cifrado empleado que facilita la recuperación tras arduos trabajos. “KillDisk es otro ejemplo más de por qué nunca hay que pagar un rescate cuando sufrimos un ataque de ransomware: estamos tratando con delincuentes, así que no hay garantías de que nos devuelvan nuestros datos; de hecho, en este caso, estaba clara la intención de no liberar la información tras el pago”, afirma Robert Lopovsky, investigador senior de ESET. “La única opción posible a la hora de tratar con el ransomware es la prevención: formación correcta en seguridad, sistemas actualizados, soluciones de seguridad de confianza, copias de seguridad frecuentes y capacidad para restaurar el sistema son los únicos componentes de una buena estrategia”.
KillDisk es un malware muy destructivo que se dio a conocer como parte del ataque realizado por el grupo BlackEnergy contra una central eléctrica en Ucrania en diciembre de 2015. Además, hace unos meses, ESET descubrió una serie de ataques planificados contra el sistema financiero ucraniano. Desde entonces, los ataques de KillDisk han continuado, sobre todo contra objetivos en el sector del transporte marítimo.
El conjunto de herramientas de KillDisk ha evolucionado ahora hacia el ransomware. En un inicio, afectaba a sistemas Windows pero ahora se dirige hacia máquinas Linux, tanto a estaciones de trabajo como a servidores, por lo que su alcance potencial es más dañino.
Fuente